lunes, 20 de junio de 2011

F.D.S.

En éste minuto e encuentro al lado de una estufa a leña grande con un fuego imponente que traspasa el calor mas allá de lo habitual. En la mesa, tres niños, que me dan la espalda, cada uno sumido en su aventura interior, creando y plasmando sus intereses y vivencias, como lo hago yo ne estas lineas.
Ni imaginas como llueve, no alcanzo a notar si se calmado o no, porque caen las gotas de los arboles que me confunden. Veo el reflejo del fuego en la ventana, un resbalín, una cerca mas atrás, una barca y el resto solo paisaje y mucha naturaleza.
Me llama a atención los adornos de la cabaña, una puerta en la tela con diseño indígena y madera, todo es madura, troncos brutos que dividen la sala, ladrillos complementarios, dividendo como puerta.
Hay gente y no me importa, estoy donde estoy y con quien estoy.
Es una maravilla tanta cosa y aun así me cuesta pensar. Todo se me concede; no estoy sola; algo querer.
Son tantas las cosas que han pasado que parece un torbellino algo que arrasa con todo.
Los niños me cantan : que noche aquella, que noche aquella que le invente mil nombres a cada estrella (8)

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