Y me acordaba de Nasrudím...
Él andaba por el pueblo diciendo:
- He perdido la mula, he perdido la mula, estoy desesperado, ya no puedo vivir.
- No puedo vivir si no encuentro mi mula.
- Aquel que encuentre mi mula va a recibir como recompensa ....mi mula.
Y la gente a su paso le gritaba:
- Estás loco, totalmente loco, ¿estas desesperado porque perdiste la mula y ofreces como recompensa la propia mula?
Y él contesta:
- Sí, porque a mí me molesta no tenerla, pero mucho más me
molesta ...haberla perdido.
...Porque el dolor de la pérdida no tiene tanto que ver con el no tener, como con la situación concreta del mal manejo de mi impotencia, con lo que el afuera se ha quedado, con esa carencia de algo que yo, por el momento al menos, no hubiera querido que se llevara.
Conceder mucho más de lo que estoy dispuesto a dar. Quizás en el fondo yo nunca quiero desprenderme totalmente de nada, y la vivencia de lo perdido es tema del "ya no más". Un "ya no más" impuesto, que no depende de mi decisión ni de mi capacidad".
!!Pero que difícil es darnos cuenta!!